Honduras mantiene su postura en el fortalecimiento de la relación bilateral con el nuevo presidente electo de los Estados Unidos, centrándose en políticas externas, el desarrollo y la migración.
Por: Elisa Berrios
Tegucigalpa – Honduras – Desde la asunción de Trump, las autoridades hondureñas han manifestado la necesidad que tiene el país de fortalecer su política exterior con el país norte, así como también el interés constante de abordar temas de migración, disminución de tráfico de drogas y el desarrollo renovado en la gestión de desafíos sociopolíticos.
Cabe destacar que durante las recientes elecciones presidenciales que se llevaron a cabo en Estados Unidos, el candidato Republicano, Donald Trump, fue quien cumplió con la mayoría de votos electorales por parte de la ciudadanía estadounidense tras ganar 312 de ellos, es decir, más del 50% del total.
La primera reacción por parte de la Presidenta, Xiomara Castro, tras la victoria contundente de Trump se caracterizó por las palabras que dedicó a través de su cuenta oficial de «X» en la que extendió sus felicitaciones y mostró su deseo de fortalecer relaciones con los países de América Latina y el Caribe en su administración.
Sin embargo, en la actualidad, las relaciones diplomáticas entre Honduras y Estados Unidos se encuentran en un panorama poco estable en la historia. Estos no son escenarios totalmente nuevos o desconocidos para ambas naciones, ya existen rastros anteriores.
Durante el anterior mandato de Trump siempre se mantuvieron sobre la mesa las regulaciones antimigrantes puestas en marcha por el republicano, y lo mismo sucedió con Biden y Kamala en cuanto a las políticas exteriores que fueron ejecutadas.
Periodo anterior de Trump
Durante su periodo de 2017 a 2021, mostró su firmeza en cuanto a temas de migración, luego de la crisis humanitaria y la gran cantidad de caravanas migrantes que comenzaron a surgir rumbo a EE.UU.
El acuerdo migratorio en 2019 también obligó de cierta forma a los países centroamericanos a evitar de cualquier manera la salida de ciudadanos rumbo a la frontera sur, exigiendo principalmente a México el resguardar sus conexiones con Guatemala, sometiendo a condiciones inhumanas a los migrantes durante la pandemia.
Durante ese tiempo también se implementó la iniciativa «Alianza por la prosperidad», que tenía como objetivo principal abordar temas estructurales de desarrollo, pobreza y violencia, pero que posteriormente se vieron afectados por la presión política y las críticas a la corrupción en el gobierno hondureño.
Toda la problemática tuvo recientemente una recaída en cuanto a la relación bilateral que existe entre ambos paises luego de que se diera por terminado el «Tratado de Extradición» de ciudadanos hondureños hacia los Estados Unidos, mismo que había estado vigente desde 1909 y ampliado desde 1927.
Posible postura actual
Aunque Trump todavía no toma posesión del cargo, es evidente que las negociaciones entre ambos países continuarán siendo fundamentales para la evolución de las alianzas varias que puedan estar vigentes o necesiten ser implementadas por ellos para la continuidad.
Según lo indican expertos en política, el gobierno hondureño sigue manteniendo el ojo en la búsqueda de oportunidades que fortalezcan su posicionamiento a nivel internacional, el diálogo constructivo y la promoción del desarollo interno para la nación.
Por otro lado, lo que Estados Unidos realmente quiere es mitigar de forma contundente el tránsito de personas por medio de su frontera y erradicar el tráfico de drogas desde los países de América Latina, atravezando su frontera, hasta llegar a su destino final en ese mismo país, lo que los hace centrarse de manera directa en ambos puntos.
Finalmente, lo que terminará de definir el punto de arranque de una nueva postura son las elecciones que están próximas a realizarse en Honduras en 2025, tomando en cuenta que cada gobierno tiene consigo mecanismos de negociación completamente distintos y que seguramente aperturarán nuevos caminos resolutivos.
Sin embargo, cualquier gobierno que lidere el país debe implementar un posicionamiento firme y arraigado a mecanismos de negociación que traigan consigo soluciones para todas las anteriores problemáticas; además, planes de reserva que impulsen la generación de empleo, desarrollo, inversión, economía y todos los aspectos de acuerdo a la capacidad de reacción con la que se pueda contar.